¿Sabíais que el 45% de nuestro tiempo nos lo pasamos pensando en el pasado o en el futuro?
Estar pensando en cosas pasadas (qué nos pasó, qué podríamos haber hecho, cómo podría haber sido si las cosas hubieran sucedido de otra manera, etc.) muchas veces puede llevarnos a sentir rabia, tristeza, nostalgia, culpa…
Cuando pensamos en el futuro, siempre comporta un componente de incertidumbre, (¿cómo será? ¿qué pasará? ¿Algo saldrá mal? ¿cómo me sentiré?…) y muchas veces puede llevarnos a experimentar estrés, ansiedad, miedo… Un exceso de pensamientos sobre nuestro futuro y todas las cosas que tenemos que hacer y cómo serán, nos impide a menudo disfrutar de nuestro presente.
Vivimos en un mundo tan rápido, con tantas ocupaciones, preocupaciones, etc. Que muchas veces a lo largo del día funcionamos “en piloto automático”: levántate, ve a trabajar, ocúpate de la casa, ve a clase de inglés, prepara la comida para mañana, responde a todos los mensajes que has recibido…. y cuando te das cuenta el día termina sin haberte parado a disfrutar de lo que has hecho ni a pensar cómo estás, cómo te sientes, y si realmente estás viviendo la vida que quieres vivir.
Además, cada vez es más complicado concentrarnos en lo que hacemos, ya que tendemos a hacer varias cosas a la vez: vamos andando a la vez que escribimos un whatssap, comemos a la vez que vemos una serie o quedamos para tomar algo con unos amigos mientras pensamos en lo que tenemos que hacer mañana en el trabajo. De este modo ni disfrutamos el paseo, ni disfrutamos la comida, ni disfrutamos de pasar un buen rato con nuestros amigos.
¿Cómo podemos conectar con el presente y con cómo nos sentimos?
Seguramente hayas oído hablar del mindfulness o atención plena. Nos referimos a la capacidad de atender de forma consciente al momento presente. Practicar mindfulness es uno de los métodos que nos ayuda a entrenar y reforzar nuestra atención al presente y a conectar con nosotr@s mism@s.
Te doy algunas ideas para que empieces a familiarizarte:
– Practica la atención plena en las actividades de la vida diaria: por ejemplo cuando realices actividades cotidianas como ducharte, desayunar, hacer un trayecto a pie, etc. Concéntrate en tus movimientos, tus sensaciones físicas, en tus sentidos, en cómo te estás sintiendo.
– Elimina los pensamientos intrusivos: Cuando te sorprendas a ti mismo rememorando una escena del pasado o anticipando una escena del futuro, piensa lo que estás dejando de vivir ahora; el pasado no puede modificarse, y el ahora es lo único real; no lo dejes escapar sin prestarle la atención que se merece.
– Planifica, pero recuerda que también tienes que vivir el presente: Establecer planes y objetivos nos ayuda a desarrollar la motivación, la dirección que toma nuestra vida, etc. Pero no te olvides de que lo importante es disfrutar el camino antes de llegar a la meta; procura que tu presente tenga sentido y no sea sólo un camino para llegar a tu objetivo.
– Busca algún momento del día para “no hacer nada”: ¿Te cuesta sentarte en el sofá y quedarte 5 minutos sin hacer absolutamente nada y sin ningún estímulo? ¿Qué te parecería intentarlo? Mientras lo hagas obsérvate, siente cada parte de tu cuerpo. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Qué pensamientos vienen a tu cabeza? Reconócelos y déjalos ir, en estos cinco minutos no tienen cabida, céntrate en ti.
Empezar y mantener esta práctica suele ser difícil, no te atormentes, empieza poco a poco y verás que con la práctica iras conectando más con tus sensaciones, tus emociones y con el momento presente.
La práctica de la atención plena conduce habitualmente a una sensación de equilibrio y bienestar psicológico.
Tenemos que entender e integrar nuestro pasado para poder caminar hacia el futuro; pero por el camino no debemos olvidarnos de disfrutar el presente.