Cuando hablamos de dependencia emocional, nos referimos a un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir de una forma desadaptativa con otras personas (Castelló, 2000).
Se trata de una necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra.
Según algunos autores, afectaría al 10% de la población; la mayoría de ellas mujeres. Esta dependencia suele darse con la pareja, pero también puede darse en otras relaciones como con l@s hij@s, con los padres, etc.
¿Cómo saber si somos emocionalmente dependientes?
Estas son algunas de las características que suelen definir a las personas emocionalmente dependientes:
- Existe una necesidad excesiva del otr@, lo que se traduce como un deseo irrefrenable de acceso constante a esa persona; ya sea presencialmente, por móvil, etc.
- Si la persona amada no está disponible o si no se obtiene de ella las manifestaciones de afecto deseadas, se produce un grave sufrimiento.
- Necesidad de aprobación de la pareja y preocupación excesiva por agradarle.
- La persona muestra sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
- Actitud dubitativa; se adopta un rol pasivo y sólo se actúa cuando la otra persona ha indicado las líneas a seguir.
- Altos niveles de preocupación y/o comportamientos vigilantes y controladores por miedo a perder a la pareja.
- Relaciones basadas en la sumisión y la subordinación, suelen ser relaciones desequilibradas.
- Creencia en el amor romántico y el altruismo sin límites.
- Pánico a la ruptura.
- Miedo a la soledad.
- La pareja es el centro de pensamiento de la persona dependiente, todo gira en torno a ella. Se reducen las actividades sociales, laborales y de ocio con otras personas.
- Se asume el sistema de creencias de la pareja por encima del propio.
- A pesar de tener claras consecuencias negativas (ansiedad, depresión, etc.) se sigue teniendo un estilo de relación dependiente.
La dependencia emocional genera un gran sufrimiento, porque quien la experimenta siente que no es capaz de vivir sin la otra persona. Suele generar una baja autoestima y creencias erróneas de cómo debería ser una relación.
Muchas veces la dependencia emocional va unida a sintomatología ansiosa o depresiva; e impide que la persona sea capaz de tomar el control de su propia vida y convertirse en una persona autónoma e independiente.