APRENDER A IDENTIFICAR NUESTRAS EMOCIONES

Me encuentro en la consulta con personas que sienten malestar, pero que no son capaces de identificar de dónde proviene el malestar, cuál es la emoción que se está manifestando detrás de su sufrimiento, de dónde provienen las lágrimas que derraman…. el proceso de terapia es clave para lograr identificar qué nos está sucediendo y trabajar sobre ello para poder aliviar nuestro malestar.

Muchas veces es necesario revisar nuestra historia vital, nuestras creencias, nuestra vida actual, nuestros patrones de gestión emocional, etc. para poder descubrir el origen de nuestro malestar y aprender a afrontarlo. Darle sentido a lo que sentimos es muy importante para que nuestro sistema emocional funcione.  

Pero a un nivel más sencillo, todos podemos aprender a identificar nuestras emociones y una vez las identifiquemos, podemos pasar a ver cómo las gestionamos, a qué están asociadas; etc.

Pero en este artículo quiero centrarme es este primer punto, ¿Cómo podemos identificar lo que estamos sintiendo? Todo es un entrenamiento y aprender a estar atentos/as a las señales que nos da nuestro cuerpo, que siempre nos avisa cuando una emoción está presente.

– Primero de todo recordaros que ES IMPOSIBLE NO SENTIR. Todos sentimos, sólo tenemos que aprender a estar atentos/as cuando se manifiestan nuestras emociones. Las emociones son parte de la vida, son necesarias, nos proporcionan información sobre nuestro entorno y tienen una función adaptativa. Si tienes dificultad para conectar con tus emociones, puedes consultar el artículo del blog https://www.psicologasilvianoguero.es/tienes-dificultad-para-conectar-con-tus-emociones/ que te ayudará a entenderte mejor.

– CONOCER CUÁLES SON LAS EMOCIONES. ponerle nombre a lo que sentimos es el primer paso para poder entender y aceptar esa emoción. Muchas veces no sabemos poner nombre a lo que sentimos. Para ello yo utilizo mucho con mis pacientes la rueda de emociones. Esta rueda recoge todas las emociones primarias y sus derivadas, y es muy útil cuando no sabemos identificar lo que sentimos, utilizar esta rueda para ver con cuál de las emociones nos identificamos en cada momento.

– LAS EMOCIONES SE MANIFIESTAN EN EL CUERPO. Os pongo algunos ejemplos: la rabia suele asociarse a tensión en los músculos, calor que sube por el cuerpo, puños cerrados, etc. La alegría hace que sonriamos, que nuestros ojos brillen o incluso suelten algunas lágrimas; el miedo activa nuestro cuerpo, nos pone en función de alerta, nuestro corazón se acelera y nuestras piernas de preparar para poder huir. Estos son algunos ejemplos, aunque hay muchos más. Si aprendemos a estar atentos a las señales que nos proporciona nuestro organismo, nos daremos cuenta que van relacionadas con las emociones y nos da mucha información. Una herramienta para tomar consciencia de nuestro cuerpo y sus reacciones es el llamado escaneo corporal, un ejercicio de mindfulness que nos ayuda a conectar y sentir nuestro cuerpo. Os invito a probarlo.

– IDENTIFICAR LA SITUACIÓN. ¿En qué momento me siento así? Encontrar los detonantes que han provocado esta emoción también nos va a ayudar mucho a entendernos. Si ya puedo identificar mi sensación en el cuerpo y ponerle nombre, vale la pena preguntarnos, ¿qué ha sucedido para sentirme así? ¿Tiene que ver con algo que está sucediendo ahora? ¿Tiene que ver con algo que he recordado del pasado? ¿Tiene que ver con algo que he pensado? Hacernos estas preguntas nos ayudará mucho a entendernos y ver qué función tiene esa emoción y por qué está presente.

– PARAR Y MIRARNOS POR DENTRO. En ocasiones nuestra vida va tan deprisa y nuestro día a día es tan agotador que no nos dedicamos ni un solo minuto a parar y ver cómo estamos. Este es un primer paso para poder lograr todos los anteriores, parar y escuchar nuestras sensaciones internas es imprescindible para conectar con con cómo nos sentimos.

cuerpo nos habla

EL CUERPO NOS HABLA, ESCÚCHALO

Algunas veces sentimos dolor de espalda, en el estómago, en la garganta… desarrollamos asma, sentimos presión en el pecho, nos salen manchas en la piel… y cuál es nuestra sorpresa cuando acudimos al médico y nos dice, “el origen de su dolencia no es nada físico, es psicológico”. Esto sucede más a menudo de lo que creemos.

Muchas enfermedades o síntomas físicos son el resultado de emociones reprimidas o mal gestionadas. El cuerpo grita lo que la mente calla. Debemos aprender a escuchar nuestro cuerpo para poder ser conscientes de lo que nos está pasando y poder sanar nuestro dolor físico y emocional.

Nuestras emociones tienen como objetivo ayudarnos a vivir de manera consciente, a sentir nuestras vivencias y a aprender a confiar en nuestro cuerpo y su sabiduría. Pero cada vez hemos ido despegándonos más de nuestra capacidad de autopercepción. Intentamos vivir sin sentir dolor; nos han enseñado a desechar nuestra tristeza, a no expresarla, a pensar que siempre debemos estar bien, estar animados y felices; pero no hemos logrado entender que lo verdaderamente importante es sentir. Por ello muchas veces no atendemos al dolor que nos causan nuestras emociones, sino que las bloqueamos e intentamos que no nos afecten; de esta manera nuestro cuerpo nos habla cada vez más alto para llamar la atención, y es así como surge la sintomatología física; somatizamos.

Pero escuchar a nuestro cuerpo no es una tarea fácil cuando no estamos acostumbrados a hacerlo, ¿por dónde debemos empezar?

Empecemos por algo muy sencillo: si estás cansado, descansa; si tienes que ir al baño, ve; si tienes que llorar, hazlo. Nota tus reacciones, tu respiración, los latidos de tu corazón, siente lo que tu cuerpo te está diciendo.

Es también muy importante que te fijes en la respiración y las reacciones corporales ante un estímulo; por ejemplo: si estás viendo una escena de una película: ¿cómo está palpitando tu corazón?, ¿cómo es tu respiración? , ¿sientes algo en el estómago?, ¿cómo es tu postura corporal?, ¿sientes algo en alguna otra parte de tu cuerpo?…

Puedes hacer este ejercicio ante varias situaciones y poco a poco irás tomando conciencia de tu cuerpo.

Otro entrenamiento que puedes realizar es a través de relajaciones guiadas o de la relajación muscular progresiva de Jacobson, que fácilmente puedes encontrar en Internet. Te ayudará a tomar conciencia de las partes de tu cuerpo y podrás liberar la tensión muscular de manera consciente y relajar tu cuerpo.

Algunas pistas que pueden servirnos de ayuda…

Según la parte del cuerpo en la que se encuentre el síntoma o dolor puede estar dándonos información de lo que nos ocurre. Por ejemplo:

La zona de la pelvis está relacionada con el placer, la sexualidad. Las disfunciones sexuales, el dolor lumbar… pueden avisarnos de que algo va mal en este aspecto.

El pecho suele tener que ver con las emociones a nivel afectivo. Puede darnos pistas de cómo sentimos la relación con la pareja, con la familia, etc.

La garganta está relacionada con la expresión de emociones. En muchas ocasiones cuando la emoción no es expresada, se manifiesta con “un nudo en la garganta”.

Y una parte muy importante es el estómago; todas las emociones se reflejan o manifiestan en el estómago: colitis, úlceras, comer demasiado, no comer… es una zona muy delicada.

En conclusión…

Nuestro cuerpo es un diario emocional de lo que nos va pasando. Lo importante es no huir de lo que le ocurre a nuestro cuerpo e intentar resolver aquello que hemos intentado mantener tapado durante tanto tiempo.

Nos han ido enseñando a negar las emociones negativas; pero no nos enseñaron que tenemos una capacidad innata para hacer frente al dolor, y que nuestro cuerpo sabe hacerlo por sí mismo.